Sobre mí

Mi HiStoria

sobre mi

MI Misión

Acompañarte a que te transformes y vivas la vida como realmente quieres.

MI VisiÓn

Que las personas sean responsables y coherentes con lo que sienten, piensan y hacen. 

"Tu motivación es el combustible fundamental para diseñar tu vida".

El inicio de mi historia

Pasar de la zona de comodidad a incorporar la incertidumbre a mi vida.

Durante 14 años estuve al frente de la empresa familiar. Una experiencia inolvidable pero con un gran reto por delante: convivir con los afectos y apegos de la familia y con los objetivos de rentabilidad de la empresa. 

Con el tiempo, no fui consciente de estaba atrapado en un lugar donde realmente no quería estar, permaneciendo año tras año por miedo a romper un legado y la unidad familiar.  

Tomar la decisión de dejar la empresa no fue nada fácil. 

A los pocos meses inauguraba mi propio centro de nutrición. Una actividad elegida y viable que durante tres años me fue bastante bien ayudando a mis clientes a cumplir sus sueños. 

Pero aún con todo, mi trabajo no me entusiasmaba.

La crisis financiera del 2008 me lo dejó muy claro. Pasé de tener una lista llena de clientes a otra llena de excusas que cancelaban su cita semanal.

Pude rescatar lo más valioso, el aprendizaje y la experiencia, en cambio tuve que soportar una enorme deuda pendiente de pago. Estaba arruinado.

el resto de la historia

perdido sin rumbo

Por entonces, no sabía hacia dónde tirar, ni tampoco contaba con ningún plan a seguir.

No tenía ni idea de lo que me gustaba, ni en qué era bueno. 

Me puse a buscar trabajo. Cualquier trabajo que me aportara ingresos para adelgazar la deuda. 

Un camino trillado

Con formación actualizaba el currículum que repartía entre amigos  y conocidos para tener mayor visibilidad.

Los trabajos que conseguía, nada tenían que ver con mi formación o mi experiencia. 

Fue después de un proceso interminable de entrevistas y reuniones…

Lo que sucede es lo que es. Lo que hacemos con ello, es como somos.

- proverbio zen

Conseguí el puesto. Una nueva oportunidad y la ilusión por trabajar en una multinacional con la  tranquilidad de tener una nómina cada mes, me permitía  pensar en un futuro profesional.

Pero nada más lejos de la realidad… 

La estrategia de la empresa, orientada exclusivamente a obtener resultados a corto plazo, comenzó a pasarme factura. El estrés, la ansiedad y el insomnio, resultaron ser mis compañeros de viaje. 

Pero entendí que ése era el precio a pagar por el esfuerzo, para sentirme valorado y reconocido. Sufrir y sacrificarme y agachar la cabeza. Ya vendrían, las merecidas vacaciones, para «desconectar». 

Poco a poco fui entrando en una dinámica donde mi ilusión y la energía vital se fueron marchitando. 

Me estaba conformando con una vida muy por debajo de lo que me merecía y deseaba.

Al no escuchar las señales internas,(ansiedad, palpitaciones, insomnio, erupciones cutáneas) y sí las externas (esfuerzo, éxito, resultados, dinero, objetivos, reconocimiento, status), la vida quiso enviarme un claro mensaje en forma de accidente de tráfico.

Fue el detonante para parar, reflexionar y hacerme algunas preguntas:

  • ¿Este es el propósito de mi vida hasta la jubilación?
  • ¿A qué había venido a este mundo?
  • Realmente, ¿Qué estaba entendiendo por éxito? 

Si la idea de éxito era asumir que iba a estar toda la vida trabajando para otros a cambio de dinero, poniendo en jaque mi salud, para llegar a la jubilación y poder dedicarme a mi «hobby»…

Devolví el Pack 

Desde ese momento adquirí la responsabilidad y el compromiso de estar bien conmigo mismo y comenzar a confiar en la vida. 

felicidad

Ese lunes, despedí a mi jefe. 

Y comencé mi propia «travesía por el desierto» 

Pasé muchos meses perdidos, haciendo lo que me decían unos y otros (por mi bien, eso decían), apuntándome a esto y a lo otro. Dando más vueltas sin sentido que una peonza…

Ahora me dedico a tener la vida que quiero, aporto valor a los demás y mi sueldo no aparece «a cambio de», sino «como resultado de».

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Caminando por la calle, me topé con un anuncio que decía «El Coaching transforma la vida y el rendimiento de las personas». 

Apunté el teléfono y llamé.

Al principio fueron pequeñas formaciones, pero aquella formación de alguna forma había conectado conmigo y terminé realizando el Máster en Coaching Psicológico. 

Un año después, me creí un "super coach", y con la autoestima por las nubes, pensé que ya podía ayudar a otros. Fue mi primera gran bofetada de realismo.

Luego añadí a mi formación un nuevo master de Coaching profesional con Inteligencia Emocional y Practitioner en Programación Neurolingüística. 

Así que durante más de un año practiqué y colaboré con asociaciones y ONGs, para entrenar mi escucha y mejorar mi técnica en coaching.

Mis primeras sesiones individuales retribuidas llegaron casi dos años después con procesos en la empresa familiar como coach ejecutivo . 

EL COACHING NO ES EMPODERAR

Hoy el coaching no esta regulado,  y con una mínima formación, cientos de «coaches» se lanzan a «empoderar» desvirtuando esta preciosa profesión. 

Y es que en general, en la sociedad existe un tremendo anhelo de felicidad que busca soluciones rápidas y aquí hay un tipo coaching que funciona bien a corto plazo. Son los eventos de masas para «empoderar».

La persona encuentra un alivio, pero a un nivel superficial, sin cambiar nada por dentro, ni encontrar nuevos puntos de vista sobre como esta viendo su realidad, ni toma una conciencia clara de quién es.

CENTRADO EN LA PERSONA

El coaching que yo aprendí, en el que me formé y crecí, se centra en la persona. Es el coaching de John Whitmore y Tim Gallwey, mejorado y actualizado.

En mis sesiones, la persona cuestiona lo que sabe, se descubre a sí misma, cambia su punto de vista, busca nuevas opciones. Respuestas que le van a permitir acceder a los recursos personales y profesionales que siempre han estado dentro de ella pero que desconocía.

Ahora que ya me conoces un poco más... ¿Quieres convertirte en la persona más feliz que conoces?

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